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Mujer… escoge tus batallas

Parecería que a veces ni el mejor plan del mundo es suficiente para lidiar con algunas situaciones, especialmente ante la diversidad de eventos que surgen en la vida diaria de la mayoría de las mujeres.

Lo cierto es que hay cosas que están fuera de nuestro control, como el clima o el tráfico, pero otras pueden ser manejadas de una mejor manera si las planificamos con anticipación.

Por ejemplo, si siempre estás apurada por las mañanas y sueles llegar tarde al trabajo o a dejar a tus hijos en la escuela, la solución práctica es tan simple como levantarte más temprano. De esa manera, no solo tendrás tiempo para ti misma, sino también para ayudar a tus niños o lidiar con cualquier imprevisto. O si tardas mucho en decidir qué ropa usar, simplemente elíjela la noche anterior y déjala lista en una silla; esa pequeña estrategia puede ahorrarte muchos dolores de cabeza.

Y es que la mayoría de los problemas simples también tienen soluciones simples. 

Pero muchas veces, especialmente cuando nuestro nivel de estrés está elevado o estamos cansadas, desanimadas o frustradas, hacemos una tormenta en un vaso de agua, ya sea en casa, en el trabajo o en la iglesia, y reaccionamos de una manera que afecta negativamente nuestro día y el de quienes nos rodean.

Como mujeres, madres, esposas o amigas, es importante aprender a escoger nuestras batallas. Sin embargo, muchas veces son las cosas más triviales las que nos hacen perder el control y convierten nuestro entorno en una zona de combate.

Piensa: ¿De qué te sirve perder los estribos porque tu niña no arregló su cama perfectamente, tu hijo fue al colegio despeinado, o tu esposo dejó los platos sucios en la mesa? 

¿Realmente es necesario enojarte y golpear la computadora de tu oficina solo porque no está funcionando tan rápido como quisieras? 

¿O molestarte porque alguien del grupo de damas de tu iglesia llegó tarde a la reunión, o no te devolvió la llamada cuando te lo prometió?

No nos referimos a que deberías ignorar la falta de responsabilidad, y sabemos que es importante que todos en una familia o en una comunidad pongan de su parte. Sin embargo, pese a nuestras mejores intenciones, algunas veces las cosas no van a salir exactamente como las habíamos planeado, ni las personas van a reaccionar como esperamos.

Como mujeres, es importante reconocer que la gran mayoría de las cosas no son lo suficientemente relevantes como para dejar que nos afecten tanto, ya que pueden ser simplemente ignoradas o solucionadas de una manera más pacífica y efectiva.

Cada día de nuestra vida está lleno de oportunidades para poner en práctica estos principios. Piensa que si escoges tus batallas sabiamente y decides no pelear por cosas que no son tan relevantes, podrás ser más efectiva en ganar aquellas que realmente valen la pena luchar.

 

* Un conocido versículo que se relaciona con el mensaje de escoger sabiamente nuestras batallas y no dejarnos afectar por cosas triviales es Filipenses 4:6-7: “Por nada estén afanosos; más bien, presenten sus peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús”. Este versículo enfatiza la importancia de confiar en Dios y no permitir que las preocupaciones y frustraciones cotidianas nos roben nuestra paz interior.

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